Un escudo, emblema de la Catedral

*El escudo del Reino de Castilla no fue colocado sino hasta 1664 en la Catedral Metropolitana de Puebla , durante el reinado de don Felipe IV, como emblema y señal de que el Rey había provisto lo necesario para la edificación de la catedral

Anselmo Betancour

Puebla, Pue.- Mucha tinta ha corrido sobre la edificación, conformación y la espléndida arquitectura de la Catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, mejor conocida como Catedral Metropolitana de Puebla, pero hay elementos de los que poco se ha hablado.

Fue construida entre los siglos XVI y XVII, al menos como la conocemos actualmente, pues existió antes una iglesia, pero ocupaba sólo lo que es actualmente el atrio de la Catedral. Fue consagrada en 1649, incluso antes que la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.

Para nosotros, mujeres y hombres del siglo XXI, hay preguntas que difícilmente nos hacemos, porque ya todo lo que conocemos de nuestras ciudades está ahí: ¿quién definió el trazo de sus calles? ¿Quién decidió a donde situar los parques, las iglesias, las escuelas o las zonas habitacionales? ¿Quiénes se asentaron originalmente en ellas? ¿Quién sufraga la manutención de una iglesia? En fin, preguntas que difícilmente nos hacemos porque ya en nuestras ciudades todo funciona así.

Durante la Colonia todo levantamiento arquitectónico de gran envergadura necesitaba el permiso Real; pero no sólo la anuencia del Rey, sino también buena parte de los recursos para su edificación. De las arcas del Tesoro Real se designaba un capital para su construcción. La decoración y el costo de los altares dependían del cabildo parroquial y todo el arte era donado y podía provenir de cualquier ciudadano. El escudo real no fue colocado sino hasta 1664, durante el reinado de don Felipe IV, como emblema y señal de que el Rey había provisto lo necesario para la edificación de la catedral.

El escudo es el emblema real del Reino de Castilla, y simboliza la unión de Castilla y León, de ahí que se puedan observar dos castillos y dos leones rampantes. Se dice que se colocó para que no se olvidara que fue por la venia real que se había edificado esta iglesia.

Hoy, para cualquier visitante, no es más que un escudo, parte de una heráldica ya caída en el olvido. Pero para la historia y para la tradición es el recuerdo de que existió un tiempo en que los símbolos representaban algo.

Hoy esos símbolos pueden significar algo más o incluso nada, pero en el siglo XVII, quienes levantaban la cabeza al cielo tenían claro quién les había edificado esa iglesia.

 

 

 

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